Escribo sobre mi cama, “Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida” que irónico seria pensar esto después de sentarse en el borde de la cama y ver que la muerte nació conmigo. Que la noche morirá en minutos y el mundo ahora se sentó en el borde de el colchón grande, embardunado de sandeces que descienden por mis sienes en sudor, el olor a mundo agreste nos alejaría de él, nos encerrare entre círculos que nadie entiende, solo subimos alucinamos pensamos y creamos mundos, letras y canciones, recordamos que algún día fuimos víctimas de el estupor, nos alineábamos con las estrellas y en el mas arrinconado de los parques bebíamos hasta enloquecer y alucinábamos de nuevo y bajábamos y creábamos, canciones mundos, instantes. Éramos arrogantes, estúpidos presos del cinismo, de las sensaciones y situaciones, acariciábamos la esfera como quien encuentra el mar tras las montañas que siempre vio. Como el humo que encuentra cabida en mis hojas y escribe poesía, canta a los muertos y escupe en los vivos. Muere en las tardes, muere conmigo
lunes, 18 de abril de 2011
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